sábado, 11 de septiembre de 2010

fútbol cero

El tema se me cae de la boca, como un caramelo ácido en mal estado. De chico sufrí (y sigo sufriendo cada 4 años) la omnipresencia de "ese" deporte. Declararle la guerra al fútbol, es declararle la guerra a mi país, no obstante, el fútbol, a través de mis compatriotas, dijo barbaridades de mí, cuestiona mi existencia. No puedo hacer ni un minuto de silencio... ¡Qué mi prosa manche la pelota! Para empezar, agradezco a mis padres por darme un nombre propio y no hacerme de ningún cuadro, corrijo, de ningún equipo de fútbol ¡Los cuadros tienen que ver con la pintura y la restauración, prácticas de almas extraordinarias! En cambio, el sucker, perdón, el soccer, es una práctica extremordinaria.

Antes y después de nacer, revolotea el tábano del balompié, su zumbido es tan severo como una vuvuzela. La identidad de un argentino pasa por el fútbol. Uno puede responder cuál es su signo, si uno cree o no en Dios, cuál es su orientación sexual, pero uno no puede responder a la ligera, sin remordimiento: no soy de ningún club, no me gusta el fútbol. Te miran como si tuvieses un defecto físico, como si te faltase un pulgar, o como si tuvieses un retraso mental. Disconformes, insisten con el temita: sí, pero si tienes que elegir entre River y Boca, ¿qué haces? TE ROMPO LA BOCA Y TE TIRO A UN RIVER.

El fúbol en la escuela es un abusón. Un niño que sabe mover la pelota, no tendrá problemas, nadie tendrá la necesidad de humillarlo: tendrá amistades aseguradas, una auto-estima cero kilómetro, años felices. En cambio, el gurrumino que no tiene habilidad (como si jugar bien, fuese un atributo del alma), le van a romper las pelotas. Lo van hacer sentir diferente, el diferente recibe los golpes en la escuela, todo gracias al fútbol. Por ejemplo, le van hacer creer que nadie lo quiere: en las clases de educación física, lo van a elegir último. Y si tratan de sacar el mejor partido de la situación, ¿qué tan difícil puede ser, pegarle a una pelota? Sólo recibirán burlas y descalificaciones. No hacemos bien algo que no nos gusta, ¿está mal? El fútbol los perseguirá hasta en los cumpleaños.

En el segundo tiempo de nuestra juventud, no cambiaremos el resultado. En cualquier reunión con amigos y amigas, saldrá a la luz el tema, un tema serio, que para emitir opinión, hay que ser un experto: comentarán goles, dirán nombres y apodos de los jugadores (los apodos son para gente conocida que queremos), evocarán partidos, y nosotros divididos, más mujer que hombre, en un silencio incómodo como una medivacha mal puesta. No hablar en esta ocasión equivale a ser: puto, maricón y un ignorante. Podemos ser menos que una mujer, asexuarnos, con frases como: de fútbol ella sabe más que vos. Pero el conocimiento futbolístico es para mí, una damajuana termidor, mucho contenido, materias primas baratas que pegan jodido.

Dirán que soy un amargo, que tengo frío el pecho. Sin embargo, puedo hacer lo que muchos fanáticos de ése deporte no pueden hacer (o ni siquiera lo intentan), dar una opinión, en vez de balbucear, cuando algo no les gusta: eso es una mierda, es una boludez. El fútbol es el opio del pueblo argentino. No es una novedad relacionar las drogas con el fútbol, si me voy lejos (sin irme de tema) y digo que soy argentino, me dirán en distintos idiomas, oraciones cortas con Maradona como sujeto. No pienso emitir juicio sobre su vida privada pero para afirmar que Diego Armando es Dios, hay que estar drogado. El fútbol, por más que le pese al pesado del hincha, es un juego, un juego por equipos, y no la vida, la vida no es un juego, es una batalla.

Ver fútbol produce alucinaciones: alucinan que su cuerpo está dentro de la cancha ¿Cómo pueden ponerse contentos por una competencia que no tuvieron participación alguna? Es como si una persona que está en sillas de ruedas, festeje al ver una persona cruzar la calle corriendo. No olvidemos al fanático empedernido, gritando indicaciones a los jugadores desde su casa o en un bar, le ponen el mismo dramatismo (más patético, en realidad) que la gente que ve la novela de la tarde (por lo menos ésta tiene una historia, un partido, tiene un complejo resultado numérico). Vale aclarar otro punto sobre el delirio futbolístico: ¡Mirar un partido por televisión no es una teleconferencia!

Quiero sacarme la camiseta de la hipocresía. Los no-fútbol somos parias, tratamos de pasar desapercibidos, cuando es el mundial, nuestra perspectiva pierde dimensiones, somos bombardeados por emocionantes avisos de cerveza y compañías de celular. Yo amo las gaseosas, hasta ellas le rinden culto, ¿cómo escapamos de esa pesadilla? Seamos mártires de una no-causa: no escuchemos los corazones de los demás, escuchemos a nuestra razón: no me interesa el fútbol, el mundial es fútbol, ergo, no me interesa el mundial. Muchos dirán: ¡Pero es la selección! ¡Ojalá la selección natural termine con el fútbol!

7 comentarios:

  1. MUY BUENO OJALA SE TERMINE EL DOMINIO DE LOS BRUTOS DEL DOMINGO
    Jorge tu padre

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  2. Jajaja

    Panis et circenses, versión reciclable.

    Alguna vez intenté hacerte este mismo descargo de conciencia, sobre el regocijo en el deporte ajeno, sin llegar a ningún resultado publicable.

    Por tanto, me siento obligado a contribuir con mi asco y denunciar otros aspectos patéticos, como el tiempo perdido.

    Horas y horas, cantidades de energía y esfuerzo y dinero dedicados, derrochados, malgastos en mirar a un montón de personas corriendo detrás de una pelota, en discutir al respecto, en analizar y opinar sobre resultados, jugadas o habilidades futbolísticas, como si se tratara de un conocimiento válido, valioso o trascendente, y encima, de paso, aportar el granito de arena para que los futbolistas puedan vivir en su mansión, manejar su superauto y moverse un gato con las gomas nuevas, pero con más kilómetros de pene que las vías del Ferrocarril Roca.

    Uff ya me siento mejor, gracias!

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  3. Excelente que el texto le grite a tu vencida (y podrida) indignación... El cerdo del sentido común, se alimenta de esa clase de basura...

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  4. Yo creo que esto tiene mas que ver con un sentido de pertenencia, que aunque cueste admitirlo, es una necesidad humana básica. Si elegís no pertenecer nos un marginado, como pertenecer? y... a lo largo de la historia de la humanidad este concepto fue mutando. Hace miles de años pertenecíamos por la sangre, por la tribu local, después con la escritura nace el pensamiento teológico y los lazos que los unen ya no son la sangre si no la religión, después el nacimiento de mercados y la revolución industrial extienden todavía mas esto entrelazandonos en un mismo estado nación. Para empatizar necesitamos lazos con otras personas, y la empatia es un acto humano que nos hace prosperar y crecer como sociedad. Se puede argumentar que el fútbol es un McDonalds de empatia, pero mejor McDonalds que morirse de hambre.

    Algo que se hablo durante este ultimo mundial, sobretodo en las tierras del norte de América, que si quieren abrirse al mundo van a tener que incorporar mas el SOCCER a su cultura, y... no puedo argumentar en contra de eso, es un lenguaje común entre culturas muy diferentes.

    A mi me pasa que no se nada de futbol, que mis amigos se juntan y hablan de futbol, yo intento escucharlos y detectar la irracionalidad de todo lo que argumentan en la discucion. Eso pasa hasta que me aburro y decido irme o fumarme un porro.

    Pero que lindo que son los goles de Messi! Fascinante el control que tiene ese tipo con la pelota! no te parece? Así como te puede gustar ver a Julio Bocca bailar, te puede gustar ver a Messi hacer goles.

    A mi también me gustaría que cuando me junto con gente en vez de decir pavadas de fútbol podamos compartir pensamientos mas ricos en contenido intelectual, y que los lazos con un desconocido fuesen por como compartimos una forma de ver el mundo, una lastima que no se hacen camisetas por cada modelo de la realidad.

    Como te sentís si viajas a la Singapur y escuchas que en la mesa de alado del bar están hablando castellano con acento argentino, de una vas y te sentás a hablar, completos desconocidos, pero conectas. Multiplicarlo por millones y eso es significado de el fútbol en nuestra sociedad.

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  5. Retomando mi ultimo comentario... En la basura, uno puede encontrar algo valioso, o tal vez, juntando 67 kg de cartón podemos cambiarlo por otra cosa... Me agrada Messi, lo poco que se de su historia... Durante 3 años recibió una inyección de 500 euros con una hormona del crecimiento... Lo he visto jugar en youtube... Pero el fútbol genera una inercia cultural violenta... Una avalancha de barro y lodo...

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  6. Jugar al fútbol entre mortales es entretenido... Lo hice en Amsterdam, antes de ingresar al museo de Vicent Van Gogh... Pero vuelvo a insistir una persona con 51% de sus intereses copado por el futbol, es como un niño que come dulces antes de cenar... después no quiere comer la comida (periodismo serio, literatura, cine), y menos disfrutar del postre (arte y teatro)...

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