lunes, 5 de julio de 2010

Cómo hablar con extraños (Introducción)


Desde pequeños nuestros seres queridos no ordenaron que no habláramos con extraños. Nunca nos aclararon en qué situaciones debíamos cumplir ésta regla: sí estamos en un parque a la medianoche, casi nadie caminando por los senderos de pavimento, sale un señor detrás de un arbusto, habla mientras nos ofrece un caramelo con manos jadeantes...

No deberíamos preguntar qué hacer en esa situación, deberíamos evitarla totalmente, hacer lo opuesto, sí deseamos plena seguridad: reunión familiar un domingo a las 4 de la tarde, en la casa de la tía-abuela, tal vez recibamos también dulces, de un conocido, vale, pero mejor un caramelo de un desconocido (tiene que ser delicioso, es el cebo para atraer a sus victimas) que un caramelo media hora o un puto caramelo de anís.

Pero hay muchas otras situaciones que no son peligrosas y muy interesantes. Conocer personas interesantes es lo mas interesante del mundo. Es difícil conocer personas fácilmente, durante toda nuestra infancia estuvimos evitando a los extraños. Para muchos de ustedes soy un extraño, ¿ con qué autoridad les puedo dirigir la palabra? No se preocupen, no los quiero convencer de nada... Pero me parece justo que sí les resulto ameno, no es después de todo, tan terrible comunicarse con extraños.

Elijamos sitios donde conocer gente (no soy un maldito texto de autoayuda, son sugerencias para sujetos que poseen mas de dos amigos; sí tienes sólo uno y quieres leerme igual, yo puedo ser tu amigo). Podemos ir a Mc donalds; el subte; cualquier lugar donde hagamos la cola (en el teatro, en un Banco, en una red de pagos).

Continuará...

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