sábado, 3 de julio de 2010

Qué mi palabra sea cloroformo



CHCl3. Triclorometano. Esta sustancia hace estragos en nuestro organismo; formula sencilla que nos puede llevar a un completo sopor en cuestión de segundos. Antiguamente se lo utilizaba en los partos como anestesia. En un libro de medicina, leí tres veces que es mil veces mas dulce que el azúcar, ¿ de que sirve contar con ese dato? ¿Vamos a ponerle un par de gotas al café? Maldita sea. Otra cualidad interesante de ese liquido: es mas volátil que el alcohol. Derramen un poco en una mesa de vidrio, llevar a cabo el experimento en una habitación bien ventilada. Puf! Desaparece, magia: un químico transparente se vuelve invisible. No crean que estoy haciendo apología de las drogas (estoy hablando de una), en ningún momento pienso darles información sobre como inhalar cloroformo con un pañuelo, usando la tapita del frasco como dosis. La gente seria que lo utiliza, fuera del ambiente de la medicina, trabaja con acrílico ¿A quien se le puede ocurrir acercar la nariz a los vapores de un producto industrial que derrite el plástico mas noble? Se usa para pegar, no lo usen porque pega.

¿Que mierda tiene que ver esto con mis palabras, hasta ahora ni siquiera he alcanzado el nivel académico de monografias.com ?

No. Están pensando mal de mi ¿Por que no consumo lo que consume la mayoría? Encima de considerarme cínico y atribuirme malos hábitos; maquinan que en algún momento de mi vida, cuando era un colegial, plagiaba con esa pagina mona, a la hora de hacer reportes escritos. Ahora el hombre, esta acá, se atreve a escribir en la web. Uso Copy and Paste pero solo para pasar de Word al Blog.

Les prometo relacionar Cloroformo con la forma que tengo de escribir. El efecto psicológico mas sobresaliente es la sensorelacion que tiene el cloroformado con el tiempo. Si alguna vez leyeron algo de Borges, podrán entender a lo que me refiero, es suspendido el pasado y el futuro, solo queda un presente: un punto que se cierne sobre si mismo.

Corto con esa linea de pensamiento, me tengo que ir a comer, después a trabajar… No me olvide que quiero comparar mi escritura con el triclorometano, recuerden ustedes que todavía soy el fantasma escritor, aunque diga en grande arriba: “No soy el fantasma escritor. No tenga miedo de leerme. ” Lo acepto, no existo como escritor, soy un escritor ectoplasmático. Emparentar mis palabras con un anestésico puerperal derretidor de acrílico es una prueba de fuerza literaria… Puede cambiar las cosas. Veo la sombra del Más Acá…

Quiero encerrar mis imágenes y mis pensamientos en un libro; creo que voy a necesitar varios. El primer libro debe tener el 110% del autor, pero esto no es sobreexigirse en una carrera de 1200 metros sin haber entrenado, vomitaríamos. En realidad, la idea es sacar lo que tenemos adentro pero cuando lo colocamos en el papel y/o monitor, hay que darle una forma atractiva. Nunca hay que dejar dejar de escribir, es imposible hacer un libro sin entrenar. Lo interesante de correr por un libro es que solo participamos nosotros, llegamos o abandonamos…

Pero también participan todos, todos los días de nuestra puta vida. Un día tiene estructura de hormigón armado, nosotros somos una maldita planta: podemos crecer indefinidamente pero no como queremos. Sin parar metemos cosas en el cerebro, no tenemos raíces, cinco sentidos no más. Puede que este explicando cómo es escribir un libro porque voy a escribir uno, en ingles diría: I going to, won’t give up, I swear it, Super-ego. I am not able to stop writing, I’m in the highway…
Uso el nosotros porque no son pocos los que intentan esa hazaña solitaria.


El objeto libro tiene efectos impredecibles en los demás. Ver una persona, en el bus o en el subterráneo, leyendo un libro, me provoca un estornudo de curiosidad. Está muy concentrada, hace como sí no le importara qué sucede alrededor; la mayoría no sabe qué hacer cuando viaja de un lugar a otro, es una situación incómoda y sobre todo soberanamente aburrida. Lo más importante es memorizar el nombre del libro, ver de qué se trata más tarde, aunque al lector no le molesta en absoluto que lo espíen, salvo si la persona nos desprecia abiertamente: es entendible, uno no tolera estar al lado de otro que esté seriamente ocupado, mientras uno no tiene nada que hacer, es un mecanismo de defensa.



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